La crisis económica desató una fuerte movilización que provocó la caída del gobierno.
El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, renunciará la próxima semana a su cargo, después de que miles de manifestantes irrumpieran en su residencia en el marco de una protesta por la crisis económica y escasez de productos en el país en la que pedían su dimisión, anunció el titular del Parlamento, Mahinda Abeywardana.
“Para garantizar una transición pacífica, el Presidente dijo que presentaría su renuncia el 13 de julio”, dijo el legislador en una declaración televisada, después de que el primer ministro y antiguo rival del mandatario, Ranil Wickremesinghe, pusiera su renuncia a disposición para dar lugar a un Gobierno de unidad nacional.
La cadena privada Sirasa TV mostró imágenes de una enorme muchedumbre irrumpiendo en el palacio presidencial en la capital Colombo, mientras que por redes sociales circulaban videos de las personas ya en el interior del lugar.
En estas grabaciones se ve a los manifestantes circulando por las habitaciones de la mansión, un edificio de la época colonial situado junto al mar, acostados en la cama del mandatario y hasta utilizando la pileta.
El presidente huyó antes y fue “escoltado a un lugar secreto” por el ejército, indicó una fuente de Defensa.
De acuerdo con esta fuente, los soldados que custodiaban la residencia oficial dispararon al aire para disuadir a los manifestantes de acercarse hasta que Rajapaksa fuera evacuado.
Tras tomar la residencia presidencial, otro grupo de personas entró en las oficinas del mandatario, también en la capital, mientras otros tantos se concentraron en las puertas del Banco Central del país.
Poco después, una muchedumbre atacó e incendió la residencia del primer ministro, que no se encontraba en el lugar, ya que había sido trasladado a una ubicación segura, según informó su oficina.
Al menos 55 personas resultaron heridas en los incidentes, entre ellas un diputado, según confirmaron fuentes médicas del Hospital Nacional de Colombo. Entre los heridos también hay tres personas que presentan heridas de bala, de acuerdo con estas fuentes.
El primer ministro, que era el próximo en la línea de sucesión, convocó a una reunión de urgencia del gobierno para debatir sobre una “salida rápida” de la crisis y aseguró que estaba dispuesto a renunciar, después que se lo pidieran los líderes de los partidos en el Parlamento, que también exigieron la dimisión del presidente.
“Para garantizar la continuidad del Gobierno, incluida la seguridad de todos los ciudadanos, acepto la mejor recomendación de los líderes de los partidos hoy, para dar paso a un Gobierno de todos los partidos”, escribió Wickremesinghe en un mensaje de Twitter.
“Para facilitar esto, renunciaré como primer ministro”, añadió, aunque aún no envió su dimisión al presidente.
De acuerdo con la Constitución de Sri Lanka, si tanto el primer ministro como el presidente presentan su renuncia, el presidente del Parlamento asume el cargo de jefe de Estado de manera interina por un máximo de 30 días.
Los dirigentes de los partidos pidieron por lo tanto que Abeywardana asuma este puesto interinamente y elegir en los próximos 30 días a un nuevo presidente entre los parlamentarios, así como nombrar un gobierno interino de todos los partidos y celebrar elecciones en breve.
Sri Lanka atraviesa la peor crisis económica desde su independencia de Reino Unido en 1948 y sufre escasez de combustibles, alimentos y medicamentos debido a la falta de divisas, que se suma a una alta inflación.
Este país insular de 22 millones de personas, situado al sur de India, lleva meses con cortes de electricidad, largas filas de espera para comprar combustible y un alza de precios récord, lo que generó frecuentes manifestaciones y disturbios masivos.
Según economistas, el colapso se debe principalmente a la pandemia de Covid-19, que privó a la isla de las divisas del sector turístico, y se vio agravado por malas decisiones políticas.
El gobierno declaró una moratoria sobre su deuda externa por 51.000 millones de dólares y, según sus autoridades, necesita unos 6.000 millones de dólares en ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de países como India y China para salir adelante durante los próximos seis meses.
La ONU estima, entre otras cosas, que alrededor del 80% de la población se salta las comidas para hacer frente a la escasez y al aumento de los precios.
Según las autoridades, unos 20.000 soldados y policías habían sido enviados a Colombo para proteger al Presidente y se decretó un toque de queda en un intento de disuadir a los manifestantes de salir a la calle.
Pero esta medida logró el efecto contrario y en las calles de la capital, cientos de miles de personas participaron hoy de las protestas que inicialmente fueron encabezadas por los monjes budistas del país y secundadas por asociaciones civiles, artistas, profesores, escritores y otros profesionales.
En mayo, nueve personas murieron y varios centenares resultaron heridas en los disturbios.